Envalentonados por la aplastante victoria en las recientes elecciones parlamentarias, junto con los islamistas salafistas más radicales, la Hermandad Musulmana está ocupada ahora mismo en librarse de la futura oposición, es decir, de los socialistas. Es fácil saber porqué, si alguien mira las políticas que sus equivalentes en Túnez han adoptado una vez que están tranquilos en los nuevos escaños del parlamento. Queda mucho más claro cuando uno lee las declaraciones de prensa de sus líderes más destacados (en general hombres de negocios), especialmente las que describen las políticas financieras y económicas neoliberales del régimen de Mubarak como buenas y eficaces, afirmando que el único problema era que estaban apolilladas por la corrupción y un capitalismo anticuado.
Llegó el momento. Durante varias semanas, varios sitios de internet y páginas de Facebook que pertenecían a la Hermandad Musulmana (o Hermanos Musulmanes), ya fuera oficialmente o mediante sus miembros, había venido lanzando ataques contra los Anarquistas y los Socialistas Revolucionarios de Egipto intentando aislarlos como incitadores de la violencia y propagandistas de la demolición del Estado. Hoy, un miembro de la Hermandad ha demandado a tres socialistas, uno de ellos es el compañero Yaser Abdel Kawy, un conocido anarquista y miembro del Movimiento Socialista Libertario de Egipto. El fiscal general aprobó la demanda ante la Asamblea General de la Seguridad del Estado, un aparato de excepción del sistema legal que funciona sólo durante el Estado de Emergencia.
Era de esperar que sucediera esto. Aunque pocos en número, los anarquistas de Egipto han destacado mucho entre las diferentes fuerzas revolucionarias que han tomado parte en la revolución egipcia del 25 de Enero. A los anarquistas se los distingue bien en los medios sociales, pero lo más importante es que siempre están en la línea del frente en la calle dondequiera que estén los revolucionarios que se enfrenten al quiebre estrepitoso del Estado.
La difícil pero fuerte alianza entre la Hermandad y la Junta Militar dirigente ha sido evidente desde el principio. La Hermandad era la única fuerza política que tenía a uno de sus miembros en el comité legislativo responsable de preparar las modificaciones de la Constitución de 1971, aprobada en referéndum el 19 de marzo. La Hermandad rechazó tomar parte en casi todas las marchas contra el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (CSFA), y en muchos casos intentó disolver estas marchas y atacar a aquellos que las convocaban.
La Hermandad también había tomado una linea agresiva contra los trabajadores en su lucha contínua contra los amos, respaldados por la junta militar. Siempre han condenado las marchas obreras, las sentadas o las ocupaciones, y describen la lucha obrera por sus derechos como contra-revolucionaria y afirman que está incitada por los clientes del régimen de Mubarak.
Envalentonados por la aplastante victoria en las recientes elecciones parlamentarias, junto con los islamistas salafistas más radicales, la Hermandad Musulmana está ocupada ahora mismo en librarse de la futura oposición, es decir, de los socialistas. Es fácil saber porqué, si alguien mira las políticas que sus equivalentes en Túnez han adoptado una vez que están tranquilos en los nuevos escaños del parlamento. Queda mucho más claro cuando uno lee las declaraciones de prensa de sus líderes más destacados (en general hombres de negocios), especialmente las que describen las políticas financieras y económicas neoliberales del régimen de Mubarak como buenas y eficaces, afirmando que el único problema es que estaban apolilladas por la corrupción y un capitalismo anticuado.
Estamos seguros de que estos nuevos ataques del CSFA y de sus aliados islamistas no son sino el principio. Estamos entrando en una nueva fase de la revolución egipcia. Esta vez los verdaderos frentes del conflicto estarán claros para todos después de que hasta ahora solo estaban claros para unos pocos. La Revolución Egipcia sacará la verdadera cara de una guerra de clases entre nosotros, el proletariado, contra ellos, los amos, la junta militar y los islamistas conservadores fascistas.